(23 de julio, 2014) La Contraloría General de la República (CGR) realizó una auditoría de gestión a la Superintendencia de Bancos (SIB) donde se evidenció que las personas admitidas como funcionarios de la SIB, en el ejercicio fiscal 2012, fueron postulantes en el “Concurso Nacional de Oposición de Títulos, Méritos y Aptitudes”, en el que no obtuvieron el puntaje mínimo requerido para su ingreso y que, por orden del Directorio y sin mediar un procedimiento aprobado, fueron admitidos como funcionarios del Banco Central del Paraguay (BCP).
Por otro lado, no se evidenció que el departamento de Talento Humano del BCP cuente con la totalidad de los documentos que respaldan el ingreso de los nuevos funcionarios, como ser, el resultado de la evaluación politécnica realizada por una empresa externa de la institución, ni la evaluación de los postulantes de las “entrevistas” realizadas por el Comité de Evaluación.
Este tipo de proceder, además de estar en desacuerdo con la reglamentación vigente para la contratación de los nuevos funcionarios para el BCP, no parece ser compatible con los principios éticos que deben regir el accionar de las personas que llegan a una situación de preponderancia en la administración pública.
El funcionario más importante de una Institución Pública, no lo es solo porque tiene el poder de mando sobre los funcionarios subordinados, ni porque percibe el salario más alto de la Institución, lo es porque tiene a su cargo la suprema responsabilidad de hacer que la entidad a su cargo cumpla, con honestidad y eficiencia la tarea para la que fue designado, constituyéndose en paradigma a ser emulado por todos demás funcionarios a causa de los valores éticos y técnicos que rigen su actuar.
El funcionario público debe tener en cuenta que él es un servidor de la ciudadanía y que esa ciudadanía le confía sus hijos, criados y educados con enormes sacrificios, para que éstos reciban un trato justo y equitativo de sus autoridades. Claudicaciones éticas de esta naturaleza no se compadecen con ese sacrificio y burlan la esperanza que muchas familias ponen en la mejor educación de sus hijos con la esperanza de lograr merecidamente un empleo que les permita una, también merecida, digna vida futura.
La auditoría de gestión a la Superintendencia de Bancos del BCP estuvo a cargo de la Dirección General de Economía de la Contraloria General de la República, a cargo de la Lic. Gladys Fernández.
Enlace al Informe Final
Gacetilla Nº 67/2014 elaborada por:
Res. CGR N° 499/13
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